Donaciano Dujo, presidente de Asaja Castilla y León
La cosecha de 2023 va a ser inolvidable para el campo, por la sequía brutal que ha arrasado producciones y vaciado, aún más, el bolsillo de agricultores y ganaderos, pero también porque ha convivido con dos procesos electorales. Del primero de mayo, que en Castilla y León solo fue municipal, salimos con varias muescas. Una, el lío del saneamiento ganadero, aprovechado por unos y otros para dejar las cosas un poco peor de lo que estaban, perjudicando injustamente la imagen de calidad de nuestros productos. Dos, las medidas para atajar las pérdidas por sequía y por las inéditas inversiones que ha supuesto esta maltrecha cosecha, con costes de producción por las nubes a consecuencia del conflicto en Ucrania.
Que se cruzaran por medio las elecciones de mayo, que sí eran autonómicas en otras partes de España, no ayudó a que el Ministerio diera un trato justo a Castilla y León. Esa sequía media marcada en el BOE se traducirá en mucho dinero perdido para nuestros agricultores y ganaderos, que percibirán justo la mitad por animal y por hectárea de secano que en otras comunidades autónomas.
Encima, como aquí no había elecciones autonómicas, en la Junta se tomaron casi con pasotismo lo de tomar medidas y hasta de reconocer los estragos de la sequía, para no asumir responsabilidades. Ha tenido que entrar Agroseguro para probar que muchas parcelas están dando entre 500 y 1000 kilos, es decir, la mitad o incluso un tercio de su producción. En los últimos días de junio por fin el consejero se decidió a anunciar algo, poco. En ello habrá influido en parte la protesta de agricultores y ganaderos, pero también que el próximo 23 de julio toca otra vez elegir papeleta y votar.
La precipitación de Sánchez hasta ha pillado con el paso cambiado en Bruselas, puesto que a partir de ya España tiene que asumir la Presidencia de la Unión Europea, sin saber si quiera quién asumirá la nacional en pocas semanas. Parece que con tantas prisas los partidos están más ocupados de las formas que del fondo: habrá que ver si en los programas electorales aportan propuestas concretas y realistas, no demagógicas, que repercutan en una mejora real de las condiciones de los profesionales de la agricultura y ganadería.
Es cierto que hay cuestiones de carga ideológica que el Ejecutivo de Sánchez ha manejado con especial torpeza, y que podemos pensar que otro Gobierno fuera más sensible con el sentir del campo. Hablo principalmente de todo lo que se refiere al ministerio de Transición Ecológica, desde la gestión del agua, a la fauna salvaje.
En cuanto a lo netamente agroganadero, ya es más difícil, porque nos regimos por una política agraria que nos protege y a la vez nos limita. Aun así, hay cuestiones que sí es posible cambiar, y que aligerarían la carga de los profesionales del campo, como una reducción burocrática y una flexibilidad mayor.
Tanto miedo dan los partidos que se atribuyen ser la voz del campo y del medio rural como los que piensan que nada tienen que ganar en sector. Los votos de los agricultores y ganaderos no son ni deben ser cautivos, porque entonces los primeros nos utilizan y los segundos nos ignoran, como se ha visto en el empecinamiento en dejar a Castilla y León en región poco afectada por la sequía. Al final, con unos y otros, desde Asaja vamos a trabajar con igual fuerza para que la agricultura y ganadería sea un sector puntero, profesional, empresarial, básico para la economía y para el territorio.