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La GIP del maíz en una Guía más vigente que nunca

La Gestión Integrada de Plagas aporta una serie de prácticas muy en la línea marcada en la nueva PAC

Uno de los objetivos del Plan de Acción Nacional sobre fitosanitarios, alentado en su día por la Unión Europea, era la elaboración de las guías para la correcta implementación de la Gestión Integrada de Plagas (GIP) en los principales cultivos y, una de ellas, es la Guía para la Gestión Integrada de Plagas en Maíz, coordinada por Ángel Martín, técnico del MAPA, y por Santiago Cepeda, técnico de la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León, y que contó con la colaboración de otros técnicos especializados del MAPA y de diez Comunidades Autónomas.

Aunque esta guía no debe entenderse como un instrumento único para implementar la GIP, su seguimiento garantiza el cumplimiento de la obligación de gestionar las plagas de forma integrada, muy en la línea de lo que marca la filosofía de la nueva PAC.

Fuente: Fotos de Guía GIP Maíz.

Objetivos de la GIP en Maíz

La Guía GIP en Maíz, según el Ministerio de Agricultura (MAPA), pretende ser un escaparate de las medidas alternativas existentes a los medios de control químico, dejando atrás la forma convencional de abordar los problemas fitosanitarios, y acercando todo el conocimiento agronómico que se encuentra latente en materia de GIP.

Entender que los principales consultores de las Guías son los productores no quiere decir que los asesores no puedan ser usuarios de las mismas. Para acercar la Guía a los asesores la información recogida en el cuadro de estrategia es ampliada en las fichas de plagas recogidas en el Anexo. Estas fichas facilitan la identificación de la plaga mediante fotografías y añaden información de carácter técnico. Adicionalmente se ha recogido un apartado de bibliografía para aquellos cuya curiosidad no haya sido satisfecha.

Aspectos destacados de la GIP en Maíz

La Guía GIP en Maíz se inicia recogiendo, en el apartado 2, las consideraciones generales que deberán tenerse en cuenta para la correcta aplicación de la Gestión Integrada de Plagas, Enfermedades y Malas Hierbas

En el siguiente apartado se describen los principios generales para la correcta implementación de la Gestión Integrada de Plagas, los cuales son la única obligación recogida por el Anexo III de la Directiva 2009/128/CE en materia de GIP.

Para lograr una reducción del riesgo en zonas específicas se han elaborado las medidas específicas para zonas sensibles y espacios naturales señalados en el apartado 4. La determinación de la sensibilidad de cada zona se ha realizado mediante la asignación de un nivel de protección a cada zona ponderando las amenazas individuales: información de especies protegidas y vulnerables, zonas definidas dentro de la Red Natura, zonas de uso agrícola y masas de agua. De ahí se diferencian tres grandes estratos: zonas no agrícolas, zonas periféricas (con bajo riesgo) y zonas de protección (con alto riesgo). La batería de medidas propuestas son recomendaciones a tener en cuenta para las zonas de protección.

Hongos en unas mazorcas secas.

El pilar fundamental de la guía es el cuadro de estrategia recogido en el apartado 6. Este documento se ha elaborado considerando que los destinatarios principales de esta Guía son los productores que se encuentran exentos de la obligación de contratar a un asesor fitosanitario, al que se le presupone experiencia en la gestión de la problemática sanitaria.

La Administración pide que el apoyo del sector para que la GIP no sea contemplada como una carga más para la producción agrícola, sino al contrario, como un ámbito de mejora de la gestión de las explotaciones y un aumento de la competitividad a partir del aprovechamiento de unas ventajas de índole económico, social y medioambiental.

Aquí se puede acceder a la Guía GIP en Maíz.

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