La organización valora el cambio de estrategia de la UE, pero reclama presupuesto que financie las nuevas medidas
La Comisión Europea ha presentado esta semana un informe sobre la ‘Visión de la agricultura y alimentación’ de la Unión Europea hasta 2040, una comunicación clave con las nuevas perspectivas de la UE para la política agrícola y alimentaria en el nuevo Ejecutivo surgido tras las últimas elecciones europeas.
Este documento estratégico supone retomar criterios pragmáticos, basados en análisis detallados y observaciones fundamentadas, con un ambicioso catálogo de futuras líneas de trabajo.
El presidente de Asaja, Pedro Barato, acompañado del presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo, han asistido a la presentación del informe realizada en Madrid por el comisario europeo de Agricultura y Alimentación, Christophe Hansen.
Asaja valora, en términos generales, el cambio de rumbo, pero subraya que no se aborda el tema crucial del presupuesto futuro de la PAC, ni el de los recursos necesarios para financiar este paquete de medidas. Asimismo, nuestra organización considera que mantener la degresividad en las ayudas, así como su tope máximo por explotación, genera consecuencias negativas para la productividad y la mejora del sector.
En resumen, la visión presentada esta semana constituye un avance, pero los elementos clave necesarios para convertirla en realidad siguen, por ahora, sin definirse.
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Asaja felicita pero exige
Asaja felicita al comisario de Agricultura, Christophe Hansen, por el cambio de narrativa y enfoque, logrado gracias a las manifestaciones que hemos liderado. En su evaluación de la situación actual, la Comisión Europea ha ajustado su perspectiva sobre la política agrícola y ahora utiliza un lenguaje diferente.
Desde la organización agraria se destaca especialmente que el comisario nos ha reconocido a los profesionales agroganaderos como empresarios, asumiendo nuestro papel clave de los agricultores como innovadores y generadores de empleo.
Se reconocen, asimismo, la importancia, el papel y las vulnerabilidades de la agricultura y la ganadería en el contexto geopolítico actual. Hansen reubica nuestro sector como un activo estratégico clave y un pilar de la soberanía europea.
También se reconoce el papel que desempeñamos los agricultores y los ganaderos al abordar los desafíos climáticos, proteger el medio ambiente, apoyar la bioeconomía y contribuir a la sociedad.
La Comisión Europea ha identificado las fragilidades demográficas y económicas de nuestro sector, resaltando cuestiones como los ingresos agrícolas, la competitividad, la innovación, la cooperación y el relevo generacional. La voluntad política incluye un interés en la simplificación, otra de las demandas del sector en nuestras movilizaciones.
Se mantienen las ayudas directas
Asaja celebra que la futura PAC mantendrá las ayudas directas, que en mayor medida se destinarán a los agricultores y los ganaderos que contribuyan activamente a la seguridad alimentaria, la viabilidad económica de las explotaciones y la conservación del medio ambiente.
Además, el apoyo económico se centrará en quienes más lo necesiten: profesionales agroganaderos en zonas con dificultades naturales, jóvenes, nuevos agricultores y ganaderos, y explotaciones mixtas.
La asociación española, en consonancia con el COPA y la COGECA que agrupan respectivamente a nivel europeo las asociaciones profesionales y las cooperativas de nuestro sector, reconoce la importancia de exigir a los productos importados más cumplimiento de las normas de producción que funcionan en el espacio comunitario, especialmente en relación con los productos fitosanitarios y el bienestar animal.
Esto ha de basarse en evaluaciones de impacto detalladas y exhaustivas que deberían publicarse antes de cualquier decisión comercial significativa.
Por otro lado, se establece el principio de «no prohibir sin alternativas viables» en los productos fitosanitarios, así como la necesidad de un enfoque renovado hacia el sector ganadero.
Rechazo a la degresividad
Sin embargo, Asaja critica muy duramente el empecinamiento en los pagos degresivos y el establecimiento de límites a las ayudas por explotación, ya que tendrán efectos negativos significativos.
La degresividad de los pagos y el llamado capping —tope máximo de ayuda por explotación— penalizan injustamente a las explotaciones más eficientes, que suelen ser las que generan mayor empleo, invierten en innovación y contribuyen de manera más significativa a la seguridad alimentaria.
Estas explotaciones, al enfrentarse a una reducción de ingresos por ayudas, podrían ver comprometida su viabilidad económica, lo que afectaría no solo a su capacidad de producción, sino también al empleo rural y a la sostenibilidad de las cadenas de suministro.
Además, estas medidas no tienen en cuenta las diferencias estructurales entre países y regiones, lo que podría generar desigualdades y desincentivar la modernización y el crecimiento de las explotaciones.
Omisión sobre el presupuesto PAC
Por último, el anuncio de este miércoles omite una parte crucial del debate actual sobre la financiación de la PAC en el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP). La semana pasada ya advirtió ASAJA sobre los riesgos de fusionar fondos y establecer planes nacionales presupuestarios únicos.
La estrategia presentada esta semana no menciona el presupuesto de la PAC, ni aparecen las referencias al segundo pilar —el desarrollo rural— y su financiación en la versión final de la comunicación.
La complementariedad entre el FEAGA, que proporciona apoyo, y el FEADER, que facilita medidas e inversiones plurianuales, resulta esencial para el sector, por lo que debe mantenerse.
Las ambiciones y las propuestas estratégicas serán insuficientes sin una PAC sólida, que apoye a los agricultores y los ganaderos activos, con independencia del tamaño de la explotación.
Es indispensable que la PAC cuente con un mayor presupuesto en el marco financiero plurianual posterior a 2027, fecha tope de la actual, que incluya correcciones automáticas por la inflación (la precedente y la que pueda producirse durante su aplicación), así como por las crecientes responsabilidades que recaen sobre la actividad agroganadera en términos de medio ambiente, sostenibilidad, calidad productiva, recursos hidrológicos y naturales, condicionalidad productiva y social, etcétera.
Hechos
Las comunidades agrícolas de Europa se enfrentan a desafíos significativos. El futuro del sector corre el riesgo de convertirse en una promesa infundada sin estas medidas y su soporte financiero garantizado.
En suma, se requiere algo más que un cambio de retórica. Es necesario reconstruir la confianza mediante acciones concretas y coherencia en todas estas propuestas, incluidas aquellas fuera del marco de la PAC. La visión presentada esta semana constituye un avance, pero los elementos clave necesarios para hacerla realidad siguen sin definirse.
Finalmente, la aplicación de las cláusulas espejo para los productos agroganaderos importados desde fuera de la UE debe considerarse también como una obligación por parte de la Comisión Europea en el sentido de reducir también el exceso de regulación, especialmente cuando nuestra normativa no es aplicable en esos países extracomunitarios.
Un ejemplo claro es la propuesta de modernización de la Directiva de Transporte Animal y los acuerdos de comercio con Mercosur. Se trata, en definitiva, de que los profesionales agroganaderos de la UE puedan competir en igualdad de condiciones